por Alan Fernando Padilla Ávalos
Para dar cuenta de ello destaquemos a tres pensadores con sus respectivas obras, que nos presentan sus vertientes del tema: Octavio Paz, con su afamado libro El laberinto de la Soledad [1] (1950)1 , Roger Bartra en La Jaula de la Melancolía: Identidad y Metamorfosis del Mexicano [2] (1987), y a Samuel Ramos con su obra El Perfil del Hombre y La Cultura en México [3] (1934). Los tres están de acuerdo en algo, que el mexicano es arcano, un miserable y triste ser humano, un ser incongruente, a lo que me refiero con un superviviente. Analizan que se comporta como un verdadero esclavo de su pasado, recalcando el suceso de la conquista de México como el principal elemento que ha conformado este ser tan peculiar; por ejemplo las groserías de su habla -Hijo de la Chingada, Chingón, Vete a la Chingada, Chinga tu Madre...- nos refiere Paz que es un recordatorio al inconsciente de la madre violada de los mestizos, la Malinche, y que le duele tanto al mexicano.
Y es que el mexicano es extraño, observemos el comportamiento de la gente y lo veremos, empujones, arañazos y patadas por obtener asientos es lo que ocurre en las estaciones del metro, la imprudencia al momento de tomar el volante, un individualismo tan notorio de querer pasar primero, de no querer hacerse responsable de los actos y culpar al otro, buscar excusas para todo y no actuar, son solo algunos ejemplos en los que identificamos esta primera faceta del mexicano, donde impera el “O te chingas o te jodes”. Pero lo que conforma la otra cara de la moneda es el “Entre extraños somos familia” el mundo de los cuates, los amigos, los mexicanos como muestra perfecta de solidaridad ante el mundo, cuando desafortunadamente y afortunadamente nos unimos por una causa desastrosa -los sismos- para ayudarnos y salir adelante, pero que día con día hacemos a un lado, y solamente somos así por nuestra implacable necesidad de sobrevivir ¿Tiene que ser así siempre? ¿Actuar con egoísmo en la tranquilidad pero sacar la bondad en la emergencia? Nótese que siempre está el interés del mexicano por obtener su propio bien. Y la solución que dice Samuel Ramos es el de acabar con la ignorancia, no puede ser más precisa, la educación debe ser la vía de salvación más eficaz, donde reconciliemos el pasado, vivamos el presente con responsabilidad y no comprometemos al futuro, y eso abarca todos los aspectos políticos, sociales, económicos y ambientales.
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Ilustración: Rius |
La Mujer
Si el varón mexicano tiene un enorme campo de contradicciones en su identidad, la mujer mexicana los tiene aún más, con un pasado peor, pues está lleno de exclusión y violaciones, de ser un cero a la izquierda, un ser de pureza y a la vez de vulgaridad, como nos hace ver Bartra excepcionalmente. La mujer es esclava del hombre cuando ésta, solo a la percepción de él, tiene únicamente dos posibilidades: o es una remera, vulgar y pecadora, o es una virgen, decente y santa. Así de contundente. Y la mujer debe de vivir entre estos dos muros, encasillada en un papel que debe seguir para bien o para mal del hombre, pero a fin de cuentas para el hombre. Y ella vive cargando estas dos concepciones, pero el hombre o la santifica o la vuelve obscena, porque esa es otra contrariedad del mexicano, su trato hacia con su madre no es el mismo con el de su esposa, sus hablar y su pensar denigra a la madre de otros pero la propia es pura, debe serlo para que el hombre se sienta bien consigo mismo; a la esposa se le ve con rencor pero se le desea, debe ser sumisa para tener un poco de dignidad, pero también debe satisfacer al hombre.
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Borola Tacuche, matriarca de "La Familia Burrón", de Gabriel Vargas |
Eso lo expone Bartra con mucha precisión, aunque no hay que generalizar tan agresivamente, y al igual que el varón, a la mujer solo la educación le guiará a las vías de la salvación, de lo contrario seguirá en su fatigante vida por sobrevivir, donde deberá comprometer su libertad, sus anhelos y su libre expresión en a un mundo tan machista, misógino y patriarcal. Tenemos a lo largo de la historia de México ejemplos de mujeres que destacan por su inteligencia, su esfuerzo y sus estudios: Josefa Ortiz, Leona Vicario, Sor Juana, Consuelo Velásquez, Frida Kahlo, Elvia Carillo, Ángeles Mastretta…
La Inferioridad
Como otro punto a destacar es el sentir de inferioridad de las y los mexicanos ante la grandeza europea y hoy más que nada ante lo estadounidense -lo gringo-, esta forma de pensar ¿Será la causa de que el mexicano sea tan temerario? ¿Será por esto que verdaderamente el mexicano necesita demostrar que no es inferior, es chingón y se atreve a realizar acciones muy estúpidas? ¿Por este sentir el mexicano busca parecerse a lo extranjero? A mi punto de vista, imitar lo extranjero (algunos dirían erróneamente malinchismo) por esa inferioridad no es lo que ocurre con el mexicano actual, sino que ha triunfado la globalización en la vida social, y ésta a su vez es un infierno para la vida individual. En nuestros días no es porque el mexicano se sienta inferior, no lo demuestra, sino porque busca la aceptación de los demás para sentirse parte de un grupo social, este sistema ha vuelto necesario el seguir ciertos patrones.
Véamoslo en el vestuario y las modas, la tecnología y los aparatos electrónicos, la lengua española con sus anglicismos, la comida rápida, el cine, la televisión etc., las presiones sociales de seguir estas tendencias extranjeras ya establecidas impera hoy en día, donde se enjuicia a aquel que no las siga, se les excluye, se le discrimina… y aunado a ello este triunfo de lo extranjero en México ha hecho olvidar cada día más las raíces indígenas, ha impulsado la vida social electrónica pero el trato humano está peor ¿No se habla ya de las reuniones donde ya nadie convive físicamente por estar revisando las benditas redes sociales? ¿No en centros comerciales, en el metro y en la calle nos caemos, tropezamos torpemente o ignoramos al necesitado de ayuda (ciegos, ancianos, mujeres embarazadas)?
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Ilustración: Rius |
Sin embargo en donde si ha influido este sentimiento de inferioridad es en la violencia, la discriminación y el racismo, debido al rencor y le recelo que genera hacia con los otros, porque se vive en un mundo tan competitivo que solo se piensa en el triunfo y bienestar propio sin importar a quien pisoteamos. Podría ponerse de ejemplo (desgraciadamente) la justicia en México tan corrupta y vendida, así como la política con sus diputados y senadores que solo ven para su bien, y la clase media mexicana (casi la mayor parte de la población) también actúa por su propio bien por estos hechos lamentables, como un medio de supervivencia, para sobresalir, tomar las oportunidades que se presentan, salir adelante y salir del país. Sin embargo considero que Samuel Ramos (y también Paz) han hecho una generalización bastante abrumadora, pues sostienen que así son todos los mexicanos, cuando hay mucho que ver todavía y que esas distinciones que postulan se detienen en el mexicano del centro -y no todos cumples esas condiciones-, porque nadie negará que son muy distintos de los del norte y los del sur.
Como conclusión, el mexicano actúa, habla y piensa contradictoriamente, solo que lo ignora porque ya es una respuesta habitual de su mente y su cuerpo para obtener los más conveniente para él, es algo que lleva inconscientemente, derivado de años de historia. Por ello la educación y la reflexión deben hacerlo entender, para cambiar para bien y volverse un mejor mexicano.
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1. Cap. IV. Los hijos de la Malinche.
2. Cap. XXII. A la chingada.
3. Cap. 3 y 5. Psicoanálisis del Mexicano, El Pelado y El Perfil del Hombre, La Educación y el sentimiento de inferioridad.